(Década
1970-1979)
En la larga historia escultista del grupo 3, son muchos los
locales en los que hemos desarrollado nuestras actividades, muchos bellos, todos
recordables y su descripción merece una relatoría aparte.
No está muy clara la fecha en que se realizaron estas
construcciones (probablemente 1976), pues increíblemente es más difícil ubicarnos
en el tiempo, que recordar en la huerta con lujo de detalles cosas como: el
lugar exacto donde construimos, la trayectoria zigzagueante de sus senderos, el
alto muro perimetral, la explanada central, el árbol de pimienta, el área de
piñuelas, así como las dos altas columnas paralelas rematada por vigas de metal
del fondo. Para los que en el 2017 ya acumulamos más de 50 calendarios y
pasamos por las filas del 3, todo este escenario es recuerdo compartido, y es
que somos muchos, pues centenares de rapazuelos durante décadas pasamos por
ahí.
Yo era relativamente nuevo en la tropa y seguramente fue el
primer proyecto importante en que participé en mi patrulla Búfalos con Daniel,
Enrique, Mike el “gringo”, Garabito y Sergio. Y así, junto a la Castores, Águilas,
Leopardos y Leones, empezamos a trabajar cada quien con un estilo y proyecto
diferente.
Normalmente en una construcción de campamento se invierten las
horas previas, o cuando mucho se involucra el día anterior si ésta es para un concurso
o exhibición. En esta ocasión, como la consigna era conseguir un resultado
digno y duradero, la planeación y el desarrollo ocuparon muchas semanas de
trabajo en equipo. En Tanlum, el espacio y el material nunca fueron un problema.
En la intersección de dos canales de riego había tres árboles
grandes, adecuadamente ubicados para ser columnas vivas de soporte a nuestro
local. “Plantamos” una columna, que sumada a los árboles, nos proporcionaron
las patas de nuestro refugio, y con 4 “trabes” unimos sus partes superiores
formando el cuadrado base del piso de nuestro local, pues la idea era hacer
toda la construcción en alto.
Juanito Pietierno cortando su primer árbol, dibujo del fundador Baden Powell |
Cortar con hacha de leñador árboles vivos es una actividad
impensable hoy, pero en esa época no había tanta conciencia ni escrúpulos
ambientales. Fue toda una experiencia colaborar en el talado de cinco altos árboles
jóvenes, y participar en las maniobras de izaje y aseguramiento de las trabes o
vigas horizontales.
Las siguientes etapas fueron para la escalera y piso de palos,
barandal en el perímetro del segundo piso, tejidos de las literas, techo, instalar
un toldo y por supuesto posicionar orgullosos
nuestro banderín en lo alto de uno de los árboles de soporte.
Uno de los muchos aniversarios que celebramos en Tanlum fue el
pretexto para inaugurarlos. Tengo muy claro el recuerdo de nuestros papás y
visitantes curioseando y de nosotros presumiendo nuestra obra.
Fueron
varias las noches de acampado que realizamos como patrulla ahí, pero además
tuve la gran fortuna de vivir en esa época a muy pocas calles de la hacienda,
así que lo disfruté de muchas maneras los largos meses que estuvo de pie.
Cualquier tarde después de clase, solo o con hermanos, primos o amigos, escalaba
su árbol-mirador o me instalaba ahí a sentirme copropietario y guardián de ese
lugar especial.
Troperos del Grupo 3 en la Hacienda de Tanlum, probablemente década de los 50´s. |