viernes, 27 de octubre de 2017

FUTURITO O EL HOMBRE CAMPANA


(Década 1970-1979)
 
En éste nuestro suelo yucateco, los scouts disfrutamos de un sinfín de grutas para explorar, rapelear y nadar en sus cenotes subterráneos. Solo algunos ejemplos de las preferidas son Actún siete bocas, Yotholin y las majestuosas Calcehtok y Sabac Ha.
 
En las entrañas de la tierra yucateca

En los años setentas y ochentas del siglo pasado, pocos lugares fueron tan frecuentados por la tropa del Grupo 3 como Tecoh y Pebá, ambos con el atractivo de pequeñas grutas y cenotes, pero  Tecoh tenía algo especial. Ahí recorríamos la gruta enlodados y con aires de espeleólogo-explorador, para después cruzar a nado el cenote subterráneo, pero lo más peliagudo era salir, y éste precisamente era su plus.

El verdadero "paso del macho" en las grutas de Tecoh
Había de dos sopas: o regresabas por donde llegaste y salías a la superficie enlodado de nuevo (y un poco deshonrado) o afrontabas al temido PASO DEL MACHO, una salida exprés que es el tiro excavado de una noria que se encuentra al otro lado del cenote. Es decir, había que cruzar a nado y escalar en un túnel vertical de roca para salir limpio y orgulloso.
 
Futurito era el consentido de la tropa. Su nombre cristiano es Isidro, pero desde que se hizo scout a finales de los 70´s se ganó ese apodo al anunciar que tarde o temprano sería el guía de su patrulla Leones, y se hizo notar por dos cosas: era muy simpático y por que se quejaba amargamente de todo, por todo y todo el día.
 
Ese día, además de Futurito habías varios recién ingresados a la tropa, así que hubo marcación especial para cuidarlos en gruta y al bañarnos en el cenote. Después de un buen chapuzón, el jefe dio el silbatazo para que todos iniciáramos el ascenso, y como no hubo nadie que quisiera salir por la gruta, algún guía subió por el tiro para ubicar la soga con la que sacan agua con cubetas y  la posicionó para que los demás se ayudaran con ella al subir.
 

El ascenso continuó sin mayores contratiempos, lentamente pues tenía cierta dificultad ubicar los huecos tallados en la piedra para ir escalando. Como el ancho del claro era mayor de lo que podían abrir las piernas los menores, a algunos se les ayudaba amarrándole la soga a la cintura y/o subiendo alguien más grande inmediatamente detrás de ellos.
 
El joven Futurito insistió en subir solo y sin amarrarse, lo cual se le aceptó pero sin dejar de estar muy pendientes de él. Al tocarle el turno ya había varios espectadores en el brocal y otros tantos esperábamos después de él. Inició el ascenso algo inseguro pero muy determinado, con la lengua de lado y a medio salir, en un gesto muy suyo de concentración.
 
A medio ascenso, después de algunas pausas para resoplar, de repente resbaló un pie de los peldaños laterales… y luego el segundo pie también perdió contacto, quedándose peligrosamente suspendido de la cuerda solo son sus manos. El grito de los que lo veíamos desde arriba y abajo fue automático, y todos quedamos aterrados viendo como golpeaba su cuerpo en los costados del túnel vertical de piedra.
 
Los de arriba jalaron la cuerda para empezar a ascenderlo, alguien intentó subir para auxiliarlo desde abajo, mientras transcurrían varios segundos de real peligro que se nos quedarían a muchos grabados en la memoria, hasta que logró reposicionar los pies y ayudar en su rescate.
 
Al salir a la luz del sol, y apenas pudo decir algo, soltó unas palabrotas mientras temblaba visiblemente. Se había salvado de cuando menos alguna lesión dolorosa, pero ignoraba que no lo podría hacer de su nuevo apodo: Futurito, el hombre campana
 
Scouts del G-3 en el Lol-tun preturístico.
Probablemente década 50´s
Tropa G-3 en gruta Calcehtok, 1980
 
Clan Espartanos, grutas Yotholín, 1986



 

 

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