sábado, 14 de octubre de 2017

UNA FOGATA ESPECIAL


(Década 1990-1999)

 


Fogata de campamento, tropero antiguo
Las hay de todos los tamaños y formas. Tienen un gran simbolismo de unión y hermandad para el escultismo, y aunque ahora se desalienta a hacerlas por aquello de la contaminación, difícilmente se pueda prescindir del calor y presencia de las fogatas en los grandes momentos.
 

En el año de 1995, un gran amigo y figura reconocida por su carisma y don de gentes, Juan Ramón Vera Triay, asumió la presidencia de la Provincia Yucatán. “Juanra” invitó a mi grupo a apoyarlo en la realización de la fogata que enmarcaría el evento.
 

Cuando se definió el lugar en el que se realizaría, por obvias razones casi se cancela la idea de incluir fuego. El Polifórum Zamná, parte del complejo deportivo Kukulkán, es una estructura grande, techada y contaba en ese entonces, con suelo de cemento.
 

1981. Corte de honor en ruinas de Aké

Nos plantearon la alternativa de un fuego simbólico, pero eso sería casi una antorcha en lugar de una fogata, así que pusimos manos a la obra para hacer algo digno y solucionar los inconvenientes del lugar.
 

Lo primero fue aislar el suelo para evitar su deterioro. Una plataforma bastante generosa de piedras y lodo cumplieron ese cometido. Lo siguiente fue procurar mantener la fogata en un foco central sin desplomarse, para lo cual se puso a modo de pantalla, una barrera con troncos en forma de cono trunco invertido, la cual mantenía su forma abrazada por aros de cabilla. A primera vista, parecía una corona, en cuyo centro se construyó la pirámide de troncos usual.

 

El siguiente reto era el que normalmente pasa por tu mente cuando estás a cargo del diseño de una fogata ceremonial colectiva. ¿Cómo hacerla diferente? ¿Cómo lograr que su 
1990, aniversario 52, Hacienda Thadzibichén
encendido no sea como el de miles antes de hoy? Si no lo lográbamos, cuando menos lo intentaríamos, ¡Claro que sí! Pero algo teníamos muy claro: el fuego debía surcar el aire, y mientras más lejos fuera su origen, mejor.

 
El Polifórum es un domo con un foro central circular y gradas perimetrales. Tiene una altura considerable y en lo más alto del techo cuenta con una grúa o malacate para izar lámparas o estructuras, así que contábamos con las condiciones para algo especial. De las muchas alternativas que consideramos, la que ganó fue un sistema que en pocas palabras subiría el fuego en diagonal hasta el techo y lo bajaría a plomo sobre la fogata para encenderla. La estructura base que instalamos para lograr esto, era un cable de acero que subía inclinado desde un punto del círculo del escenario hasta la cúspide del techo, y bajaba también en diagonal hasta el extremo contrario de su inicio.

 
2017. Fogata 79 aniversario G-3

Si el cable antes descrito era la “carretera” en la que correría el fuego, el “automóvil” que lo transportaría era un tubo galvanizado de aproximadamente un metro y medio de largo y dos pulgadas de calibre, a través y a lo largo del cual corría el “cable-carretera”. La energía para lograr que nuestro automóvil subiera por la pendiente y se ubicara sobre la fogata, se obtuvo uniendo este tubo-antorcha  a un contrapeso que lo arrastraría al bajar por el cable en la cuesta opuesta.

 
Este ingenio conseguía situar el fuego a varias decenas de metros sobre el objetivo, inflamando otro dispositivo suspendido en el punto más alto del recinto. Si todo salía bien, una bola de fuego descendería verticalmente por un segundo cable para un espectacular final.

 

1995, diagrama de fogata toma protesta Consejo de Provincia, a cargo del G-3, V.D.M.

Una vez instalado el circo, e innumerables pruebas después, le dimos el visto bueno, que no es lo mismo a estar tranquilos ni confiados. Demasiadas cosas podrían fallar...

 
El día llegó, y todos los grupos de Mérida fueron haciéndose presentes, y entonces nos dimos cuenta que el evento se estaba grabando para transmitirlo en la televisora local, en un programa llamado Tiempo Scout. ¡Nuestro éxito o fracaso quedaría para la posteridad!

 
La ceremonia protocolaria dio inicio. Alguna autoridad invitada encendió la antorcha, la cual inició un suave, casi solemne ascenso para la percepción de los demás, mientras para nosotros solo fue un largo y angustioso suplicio. El fuego se comunicó en lo alto, y segundos después, en la penumbra y silencio más expectante, se desplazó con un zumbido en caída libre, aterrizando e incendiando la fogata como estaba planeado.
 
Como reflejo de nuestro estado de ánimo, me quedo con la imagen del Guillo, que no dejaba de brincar aliviado y emocionado. Habíamos cumplido con nuestra parte.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario