viernes, 22 de septiembre de 2017

EL OJO DE VIDRIO


(Década 1980-1989)

 

La vida en el clan no se parece a la de ninguna otra sección. Grandes retos se alternan con periodos de vacas flacas y a veces hasta de inactividad, sin embargo, para muchos es la mejor y más intensa como elemento. Como en todas las etapas, también pasa por la mente de los claneros asistir a eventos nacionales o internacionales, pero no siempre se tiene la oportunidad para ello.
 
A algunos de mis contemporáneos se les ocurrió que además de pretender ir a la montaña, a lo mejor también podíamos pensar en traer la montaña a nosotros.
 
LOGOTIPO TEYAXTUMÉ 85
Teyaxtumé (de terrestre en Yaxcopoil y turístico en Mérida), fue el primer evento de talla nacional producto del trabajo de muchachos y muchachas, que logramos convocar y reunir a clanes de muchos rincones del país en sus dos ediciones (1985 y 1989). Para quienes participamos en él desde su concepción fue un muy satisfactorio trabajo y una grata experiencia.
 
El programa del primer Texaytumé incluyó caminatas intensas, rapel, playa, campamento en hacienda, vaquería regional, concurso de canciones, y mucho más, pero sobre todo camaradería y vivencia de clan.
 
En el inmejorable marco de la hacienda Yaxcopoil, cuyo característico arco doble era el símbolo del evento, fue el campamento general y punto de partida a las diferentes rutas de actividades. Como es usual, el programa incluía un evento de convivencia en el que todos procuran dar una muestra de su identidad regional, en una noche de ropas, sombreros, comida y folklor del terruño.
 
El clan Espartanos participó en la caminata que culminaba en la zona de acampado ese día de vaquería  y se integró a los que ya hacían los preparativos para el concurso de cocina, con platillos de Chihuahua, Jalisco, Oaxaca y varias zonas más de nuestro país. Y no nos fuimos por la suave con un platillo sencillo, nos arriesgamos a elaborar una cochinita con todas las de la ley, enterrándola para su cocción tradicional en una zanja abierta en plena explanada central de la hacienda.
 
Para no hacerla cansada, orgullosamente diré que nos embolsamos el primer lugar, y que modestia aparte, se veía de lujo la media cabeza del puerco situada de perfil en la lata en que se cocinó. Una enorme canica de vidrio ubicada a última hora le dio el toque de realismo al insertársela en la cuenca vacía, y al decir de los jueces, en sabor tampoco lo hicimos nada mal. Amigos y amigas con quien compartimos el pan y la sal, la cochinita y las tortillas, nos dicen hoy todavía que recuerdan mucho Teyaxtumé, la que se hizo en Yucatán y donde comieron una cochinita espectacular con un ojo de vidrio.
 

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